martes, 1 de mayo de 2012

El bien, para existir, no necesita al mal, pero el mal, para existir, si necesita al bien.

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Lo que a continuación se muestra y habla, es lo que consideramos normal, lo que debería ser normal si hubiesemos conservado nuestra especie y nuestro mundo, en su estado normal:

Es algo muy básico, tan básico que es muchas veces difícil de percibir, pero con el siguiente ejemplo lo veréis:
Construir es lo bueno, destruir es lo malo, para construir no es necesario que algo sea destruido, sin embargo, para destruir algo es necesario que esté construido, que exista.

Para dar vida (o tener un hijo) no hace falta matar a nadie, sin embargo, para matar a alguien o para que alguien muera, primero necesitamos que tenga vida, necesitamos que alguien le de la vida.

Así pues, se ve claramente que la existencia, expansión, aumento, lo bueno, no necesita de la inexistencia, contracción, reducción, lo malo para existir, para tener lugar.

Pero para que el hombre bueno gane la batalla contra el hombre malo, es necesario que el bueno use cosas malas, por ejemplo: la desconfianza. La desconfianza es lo opuesto de la confianza, pero solo se le puede tener confianza a la gente buena y nunca sabes cuando alguien es bueno, por eso necesitas desconfiar hasta de familiares cercanos, para que los malos, aunque estén infiltrados en tu familia, no puedan dañarte tanto. Luego, para reducir el número de malos libres, las actuales fuerzas de seguridad pueden usar la violencia, para proteger al bueno. Por desgracia esas mismas fuerzas de seguridad usan la violencia contra los buenos cuando vienen a protestar contra los más malos, los peores, los políticos. Pero no es de eso de lo que quería hablar, sino de como los buenos deben saber utilizar las herramientas del mal, para dañar al mal, contra-atacar, controlar y aplastar al mal, tal como el mal quiere hacer con todo lo que se le cruza por en medio.

Hasta que el mal sea completamente eliminado (con seguridad un día pasará), habrá que utilizar el mal contra el mal, o sea, darle al malo lo malo. Cuando el mal sea eliminado, entonces, ese día, solo habrá gozo y felicidad para los buenos, tanto los testigos de jehová como los hanifan llaman a ese día: El día final para el mal, el día del juicio final.

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